A SANGRE FRÍA - Truman Capote
(Reseña)
Hay muchas cosas que nadie cree, por
ejemplo, en noviembre de 1959 nadie creía que podía ser posible que una familia
ejemplar (como los Clutter) hubiese sido hallada asesinada de una forma tan
cruel y desalmada.
Cuatro
disparos, seis vidas:
De forma
majestuosa el autor de esta historia, Truman Capote, logra sumergirnos en la
trama contada a través de una mirada periodística. ¿El suceso? La familia de
Herbert Clutter y su persona fueron hallados asesinados dentro de su residencia
de una forma indescriptible e inimaginable (para la época) pues se encontraban
maniatados, amordazados y con un disparo de gracia en la frente.
Sin embargo, el narrador hace gala de su
poder persuasivo poniendo en manifiesto el conocimiento que su lector debería
tener acerca de los acontecimientos, es por ello que los saltos temporales son
constantes y hasta justificables, cosa que nos mueve a continuar la lectura. Un
ejemplo claro de esto es con la frase “cuatro disparos que acabaron con seis vidas”
es utilizada cuando aún no se nos indica lo que ha sucedido, pero, supone que
su narratario debería conocerlo, esto se debe a que el narrador no está
contando una historia sino que está completándola como si se tratara de un
rompecabezas.
Los Clutter
Familia
ejemplar, queridos por todos. Herbert Clutter era de esos que acostumbraba a
conseguir aquello que quería sin tener que aplastar a nadie; su esposa Bonnie
Clutter había estado enferma durante muchos años, enfermedades derivadas de sus
depresiones postparto le impedían desempeñarse como el ama de casa que le
hubiese gustado ser; por otro lado, Nancy Clutter, joven de dieciséis años era
todo lo que unos padres pudiesen buscar en una hija. La frase con la que
comúnmente sus vecinos se referían a ella era: “siempre tiene prisa, pero
siempre tiene tiempo”; finalmente, Kenyon Clutter, el más pequeño de sus hijos,
era atento y comprometido.
Dentro de la familia, habían dos hijas
más, ambas mayores e independientes, quienes serían las únicas sobrevivientes
de la masacre.
Todos siempre tenían algo qué decir de los
Clutter y conocerlos no parecía tarea difícil pues siempre estaban dispuestos
para todos, es por ello que aquella mañana de noviembre del 59’ el hallazgo realizado en su residencia
sembró temor y destrozó el corazón de sus vecinos, dado que para una mayoría
del pueblo, que no salía de la sorpresa el incidente significaba el inicio de
la desconfianza hacia sus amigos y conocidos, porque si de esa manera habían
terminado los Clutter, ¿quién aseguraba que a ellos no podía pasarles lo mismo?
La noticia se difundió con rapidez y fue
conocida por todo el estado de Kansas casi de inmediato, mientras tanto, dos
desconocidos caían rendidos y agotados después de una larga noche.
Dick y
Perry
Era
imposible (aparentemente) vincular a dos completos desconocidos con un crimen
de esa magnitud, por esa razón Dick y Perry estaban confiados, no tranquilos.
Perry Smith había tenido una infancia
fuerte: prácticamente no tenía amigos y la única familia que le quedaba era un
padre al que odiaba y una hermana que le temía. Su madre falleció cuando era
aún muy pequeño, su hermano mayor se había suicidado después de llevar a la
muerte a su esposa y su hermana, también mayor, había caído de un balcón
(quizás de forma accidental) y fallecido de inmediato. Nunca se casó, nunca
terminó los estudios y nunca tuvo hijos.
Richard Hickock, por otro lado, había
llevado una vida diferente y él mismo desconocía las razones de su visita a la
cárcel. Tuvo una infancia tranquila, se casó a los diecinueve años con la que
sería la madre de sus hijos, pero, tuvo un accidente en el que casi pierde la
vida, aunque si bien no la perdió, le cambió por completo: después del
accidente se divorció, comenzó a beber y se convirtió en un estafador.
Una mirada
diferente
De forma asombrosa el hilo de los
acontecimientos se llena con retazos de información relacionada con cada uno de
los involucrados con el acontecimiento principal hecho que hace hincapié con el
relato periodístico y el ambiente investigativo que se encuentra en manos del
detective Dewey y que nos mantiene atentos a cada detalle aún descubierto el
suceso, porque para este narrador no es sólo importante el hecho si no las
diferentes ramas ligadas a él.
A sangre
fría
Floyd
Wells había conversado un tiempo atrás con un compañero de celda, acerca de un
rico hacendado a quien le había trabajado hacía un par de años (H. Clutter),
Dick prestó gran atención a la historia y fue allí donde planeó el “gran
golpe”. Salió en “libertad” bajo palabra y esperó a que Perry le acompañara.
Fue así que acordaron llegar a River Valley (granja de los Clutter) y
encontraron muy poca resistencia pues Herbert no estaba abierto a la violencia
y trataba de explicarles que en casa no tenían dinero. No obstante, uno a uno
los miembros de su familia fueron amarrados y posteriormente, asesinados con un
disparo en la sien. Los asaltantes parecían no tener razones ni vínculos que
los obligarán a semejante tortura, sin embargo, no contaban con la alterada
psicología de un hombre que había tenido una vida muy dura recibiendo
diferentes abusos; fue esto y nada más lo que apretó el gatillo que acabó con
la vida de toda la familia y de los mismos asesinos.
En este punto, cabe analizar el título de
la obra puesto que no hace referencia a un solo hecho (asesinato de los
Clutter) sino también se refiere a la sentencia que reciben los involucrados.
Truman Capote, realiza un análisis crítico
de una de las lacras de la sociedad: los asesinos y nos deja pensando una
interrogante que ha permanecido durante siglos en todas las sociedades:
¿realmente la maldad nace o se hace? Pues encontramos en estos dos maleantes
dos situaciones socialmente distintas que derivan a un mismo momento, el
momento en el que se decide la suerte de una tercera persona.
En ese sentido, durante el juicio que se
les realiza a Smith y Hickock quedarán muchas palabras por decir y la decisión
tomada estará justificada bajo el hecho de que siempre que se tenga conciencia
de los actos el crimen es condenado. Durante este momento, Dick sólo sentía el
haber traicionado y decepcionado a sus padres y se excusaba diciéndose
repetidamente que “al menos él no había halado el gatillo”, Perry, sólo se
lamentó no haber acabado con Dick cuando pudo hacerlo.
Para nuestro narrador, todo aquello que
para el jurado fue irrelevante no lo era tal, así fue como los aspectos de la
conducta de los asesinos adquieren un gran peso en la última parte.
En esta novela, Capote hace gala de
grandes aspectos investigativos, psicológicos y de una narrativa limpia y clara
llena de saltos temporales que te mantienen atento al desarrollo de los
acontecimientos.
Yendelki
Pérez
Febrero,
2018.
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